lunes, 1 de agosto de 2011

Contar tu historia


Si quieren saber qué hacer con un cliente, además de escucharlo, de empatizar con él y de contarles muchos chismes, háganlos soñar. Cuéntense historias fantásticas. Les aseguro que funciona. Ese cliente va a volver todos los días y además va a estar hablando de usted, su negocio y de su cuento todo el tiempo, con su familia, sus amigos, en la oficina, en el club, etc.”

Tamara Di Tella, El cliente nunca tiene la razón

Debido a la cantidad de información que abunda actualmente en los diferentes medios de comunicación (televisión, diarios, revistas, internet, redes sociales, vía pública, etc.) y en sus diversas formas (notas, publicidad, mails, banners, etc.) es imposible que una persona pueda recordar ni siquiera la mitad de lo que mira, lee, escucha o le comentan. Por ese motivo me parece importante buscar una forma de diferenciar nuestro emprendimiento para que no sea olvidado o sea imposible de distinguirlo de otros entre la gran variedad de ofertas que existen en el mercado. Creo que una buena forma de ser recordado, es contar una buena historia. Pero no estoy hablando de cualquier historia, sino nuestra historia única y personal.
Me explico: creo que mi modelo a seguir como emprendedora es Tamara Di Tella. Ella logró crear una empresa sobre los pilares del fitness y la alimentación saludable. Todos la conocen por haber traído el método Pilates a la Argentina, y todos salieron a copiarla debido al éxito que tuvo. En sus libros Tamara siempre cuenta cómo fueron sus comienzos, con sus aciertos y sus errores. Y la historia que cuenta engancha mucho. Enseña y a la vez entretiene. Ya sé que suena al libro gordo de Petete, pero esas son las dos cualidades de una buena historia.
Otra persona que tenía la costumbre de contar su historia personal era Laura Schwartz, la nieta de Guillermina Schwartz. Ella tenía una línea de cremas con las recetas que había heredado de su abuela. Convirtió el nombre de su abuela en su marca, y todas sus publicidades hacían énfasis en la historia que había detrás de esos productos.
Lo bueno de contar tu historia es que es única, original e irrepetible, nadie la puede copiar. No importa si es corta, no importa si tenés que confesar que al principio te salió todo mal, porque esa honestidad la gente la va a ver reflejada en tu emprendimiento, y porque una persona que es capaz de admitir que se equivocó, inspira confianza. Y contar tu historia va a hacer que no se olviden de vos. Hasta la próxima.

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