martes, 15 de marzo de 2011

Empresa invasiva-agresiva

Josh Comic pertenece a Josue Candia
El martes 1ro de marzo, cerca de las diez de la noche llamaron a mi casa de una compañía de seguros (no recuerdo el nombre) pidiendo hablar con un titular de una tarjeta de crédito. Le dije que no tenía.
- Pero si en la base de datos que tenemos me figura que tiene tarjeta. – insistió el tipo.
Eso me hizo enojar. ¿Qué derecho tiene un desconocido a llamarme a mi casa y preguntarme si tengo o no tarjeta de crédito, y encima admitir que tiene datos míos que yo no le di? No soy tonta. Sé que todas las empresas venden datos de sus clientes, que deberían ser confidenciales. Pero eso no le da derecho a insistirme que comparta mis datos si yo no lo deseo hacer. Le dije que no nuevamente y corté.
El mismo pelmazo volvió a llamar una y otra vez. La segunda vez dije que no estaba interesada. A la tercera creo que corté sin atender. Pero igual siguió llamando. No me dejaba tranquila ni para ir al baño. Entiendo que es una persona que esta trabajando y que no lo hace por gusto, pero todo tiene sus límites.
La última llamada que atendí, me respondió otra persona. A toda costa querían hacerme conocer los beneficios de su servicio. Al parecer si no le ponía punto final me iban a seguir molestando por el resto de la noche, y yo no estaba dispuesta a soportarlo.
- Mirá, estoy esperando noticias de un familiar internado, así que te pediría por favor que dejen de ocuparme el teléfono con boludeces, puede ser?
Corté sin esperar su respuesta. Sé que la persona que llama no tiene la culpa de que los obliguen a insistir, pero yo ya estaba cansada de su acoso, había dejado muy claro que no estaba interesada, y lo que le había dicho era cierto, lo cual me tenía bastante nerviosa. Sólo le mentí cuando le dije que no tenía tarjeta de crédito, detalle que no pensaba discutir con un desconocido.
Al día siguiente llamaron de nuevo. Menos mal que yo no estaba en mi casa, o de lo contrario hubiera perdido la poca compostura que me quedaba. ¿Qué ganan con un acoso así? Lo único que logran es que la gente se lleve una pésima impresión de dicha empresa. ¿Usted contrataría un servicio de una empresa que lo acosa de esa manera? Y, lo que es peor, logran que la persona que se siente acosada le trasmita esa mala impresión a toda la gente que conozca.
Hace algunos años cuando visité Ciudad del Este en Paraguay, me pasó algo similar, esta vez con vendedores ambulantes. Como mucho sabrán, Ciudad del Este es un lugar que vive del comercio libre de impuestos, por eso mucha gente aprovecha para comprar lo más reciente en tecnología y electrónica, o perfumes importados. También tiene una cantidad impresionante de vendedores ambulantes. El problema es que sin siquiera llegar a hacer contacto visual, ellos te persiguen un par de cuadras con tal de hacer una venta. Y no exagero.
La importantísima lección que quiero rescatar de todo esto es que un emprendedor no debe utilizar jamás esta clase de acoso, porque lo único que conseguirá es rechazo. No estoy diciendo que no se pueda insistir a una persona que nos dice que no. Pero una cosa es insistir, y otra muy diferente es acosar hasta hacer enojar o molestar a la otra persona. Hay que saber cuando es momento de retirarse. Y si bien eso es algo que se aprende con la experiencia, también hay que usar un poco de sentido común. Sentido, que por lo visto, esta compañía de seguros no tiene. Hasta la próxima.
La venganza de Liniers contra las empresas invasivas


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