lunes, 27 de junio de 2011

La peor de mis pesadillas

¿Sabes para que nos caemos, Bruce?
Para aprender a levantarnos.
Batman Begins

No suelo ver mucha televisión, pero cuando hago zapping y están dando Kitchen Nightmares, me quedo a verlo. En este programa (que en Argentina se emite por Fox Life) el chef Gordon Ramsay se dedica a rescatar restaurantes que van directo a la bancarrota. Primero se muestra el desesperante estado actual del restaurante en cuestión: Todo es un caos, los cocineros demoran mucho o no cocinan bien, los mozos están cansados de devolver platos a la cocina porque no son del agrado de los clientes, los dueños o encargados discuten con el personal de la cocina y con el personal del salón y más de uno amenaza con irse en ese mismo momento.
El chef Ramsay observa la situación, hace un diagnostico sobre los errores y horrores que se cometen en el restaurante, y pone manos a la obra para erradicar de raíz los problemas que harán que el negocio se vaya a pique como un barco sin timón. En primer lugar les da un duro, pero muy necesario sermón al dueño, encargado o chef responsable de que las cosas no se hagan como corresponde, de que la cocina sea un asco o que haya verduras pasadas en la heladera. Luego les recorta el menú por uno más breve, les enseña platos nuevos y se encarga de que el restaurante sea redecorado por completo. Incluso trae nuevos cocineros si considera que es necesario o si les hace falta personal. Cuando se va deja el restaurante funcionando, y con el personal y los comensales satisfechos y felices con los cambios implementados.
Hoy quisiera que exista alguien que pueda hacer algo similar a lo que hace Gordon Ramsay, pero no por un restaurante mal administrado, si no por un club de fútbol pésimamente administrado. Ayer en la mayor parte de los canales de televisión de aire se trasmitía el caos que se generó al final del partido de River-Belgrano de Córdoba por la promoción. Confieso que no sé nada de fútbol, pero no es necesario conocer mucho del mundo del deporte para vivirlo, sentirlo y sufrirlo como hicimos ayer los hinchas de River, mientras veíamos como se realizaba la peor de nuestras pesadillas. La cuestión es que no podemos esperar que venga alguien de afuera a resolver nuestros problemas. Ya sea un club de fútbol (que no deja de ser grande, esté donde esté) o nuestro propio emprendimiento, es sumamente importante primero, saber diagnosticar y resolver los problemas a tiempo. Y segundo, no esperar que otra persona los resuelva por nosotros. Es indispensable asumir nuestras propias responsabilidades. Espero que a pesar de las dificultades que dejamos atrás, y a pesar de las dificultades que se avecinan en esta nueva etapa, sea posible aprender de los errores y volver a empezar de nuevo para salir adelante.
Hasta la próxima.

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